Cuando Ion, nuestro encantador director de crucero, nos dijo que nos olvidáramos de dormir mientras estuviéramos en el crucero, todavía no sospechábamos cuánta razón tenía. Nuestra primera mañana a bordo del Celestyal Olympia empezó nada más y nada menos que a las 6 de la mañana. A esas horas intempestivas nos preparábamos, entre legañas y bostezos, para desembarcar para una fugaz visita a Turquía.
Kuşadasi y la antigua ciudad de Éfeso
En la costa del mar Egeo, en Turquía, se encuentra la ciudad costera de Kuşadasi fundada en el año 3000 a.C. Un pintoresco lugar lleno de animados mercados, cafeterías donde probar el famoso café turco o un té de manzana, importantes monumentos como el alzado a su primer presidente Atatürk y un fantástico clima mediterráneo.
Nuestro guía Özgür nos esperaba a pie de puerto donde pusimos rumbo a las ruinas de lo que un día fue la antigua ciudad de Éfeso, una de las 7 maravillas del mundo antiguo. Özgür es nacido y criado en Kuşadasi, una ciudad que adora profundamente y de la que se siente muy orgulloso. Además, durante el viaje en minivan Özgür nos habló de los problemas en los que actualmente el país se ha visto inmerso, de la bajada estrepitosa de turistas y de su deseo, al igual que pocas esperanzas, de que las cosas vuelvan pronto a su cauce. Se consuela al asegurar que, por lo menos, tienen la mejor cerveza del mundo, Efes Pilsner.
Antiguamente Éfeso era una ciudad costera fundada en la desembocadura del río Caistro durante el siglo VII a. C. El río, con el paso del tiempo y debido a los terremotos en la zona, se ha ido retirando más de 15 kilómetros hasta la ciudad de Kuşadasi, donde actualmente se encuentra el puerto. Visitar Éfeso, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2015, es una experiencia única. En ella todavía se puede ver cómo vivían los romanos más ricos e influyentes de la época y descubrir maravillas arquitectónicas como el Ágora, el Odeón, la biblioteca de Celso, la avenida de los Curetes, el Gran Teatro, la fuente de Trajano, las casas de los Patricios y el templo de Adriano.
Turquía es mundialmente conocida por sus alfombras y pensamos que sería interesante hacer una visita a en una fábrica local de alfombras donde nos explicaron su proceso de elaboración desde la extracción de los hilos del capullo del gusano de seda hasta su tejido, completamente manual. También nos enseñaron una selección de los tipos de alfombras que fabrican, auténticas obras de arte que a veces pueden tardar más de 9 meses en terminarse.
Una vez de vuelta en el crucero, pasamos el resto de la mañana degustando los cócteles disponibles en el bar de la cubierta 10, junto a la piscina. Margaritas, piñas coladas, mojitos, caipiriñas, un sinfín de cócteles con los que hay que tener un poco de cuidado ya que no solo están deliciosos sino que son completamente gratuitos al ser parte de la tarifa del todo incluido.
Al llegar la tarde, el capitán anunciaba por megafonía nuestra llegada a la isla de Patmos en la que, esta vez, desembarcaríamos en botes auxiliares. No conocíamos casi nada de la isla pero nos habían hablado tan bien que no podíamos esperar para comenzar nuestro tour.
Patmos, la joya sagrada del Dodecaneso
Esta pequeña isla volcánica de paisajes mediterráneos y preciosas playas es una de las islas más sagradas del mundo cristiano ya que se cree que San Juan el Evangelista escribió el último libro del Nuevo Testamento, el Apocalipsis. Durante nuestra visita, no solo pudimos ver el monasterio donde aparentemente el apóstol recibió sus revelaciones, sino que también pudimos disfrutar de las impresionantes vistas de la isla y del mar Egeo.
El día a día en el crucero estaba resultando algo ajetreado para el ritmo al que nosotros solemos viajar. En Patmos, en cambio, se respiraba calma y quizás por eso nos gustó tanto.
Dimos un pequeño paseo hasta unos viejos molinos antes de volver a bordo del crucero. Estos imponentes molinos de viento pueden no ser tan famosos como el de Mykonos, pero se encuentran en excelentes condiciones desde su restauración en 2010. Colocados en línea, en la cima de la colina, y rodeados de campos de hinojo son el lugar perfecto para disfrutar de una preciosa puesta de sol.
Sobre las 8 de la tarde volvíamos a embarcar en el Celestyal Olympia, esta vez en botes auxiliares, para poner rumbo a nuestro próximo destino: Rodas, la isla del sol.
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1 comentarios
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