Hoy nos escapamos a Inca, un pequeño municipio situado en la parte centro-norte de Mallorca, con una larga historia industrial de piel y calzado, y una parada obligada para todos aquellos que quieran descubrir los sabores más auténticos de la isla.
Gracias a nuestra reciente escapada a Inca como motivo de la VI edición del blogtip #SomdeMallorca, en colaboración con Fundació Mallorca Turisme y el Ayuntamiento de Inca, hemos podido disfrutar de la exquisita gastronomía inquera. Acompáñanos en esta ruta gastronómica para conocer de primera mano la variada oferta de restaurantes y bodegas de Inca.
El mercado del ‘dijous’
Uno de los mayores atractivos de Inca, sin duda alguna, es su mercado semanal que tiene lugar cada jueves por numerosas calles y avenidas del centro de la ciudad. Se trata de uno de los mercados más grandes y populares de Mallorca. En él descubriremos una gran variedad de pequeños puestos o tenderetes con una amplia propuesta que nos permitirán entender la gran importancia que tiene el producto local en su gastronomía, tanto del mar como de la tierra.
Nosotros pudimos callejear entre los puestos del mercado con un anfitrión de honor, el chef Joan Marc que nos enseñó sus preferidos. Así que si tienes la oportunidad de visitar de ‘fer dijous’ en el mercado de Inca, te recomendamos que visites:
- Para verduras y patatas, el puesto de Biel de S’Hort de Ca’n Mieres
- Para hierbas aromáticas y caracoles, el puesto de Jaume situado en la calle de la Sirena
- Para frutas de temporada, el puesto de Tomeu de Sóller
- Para verturas y frutas ecológicas, visita a Maria Antonia de Ca Na Buscareta
- Para el mejor bacalao curado, el puesto de Joan será tu mejor opción.
Joan Marc Restaurant
Uno de los restaurantes más conocidos de Inca es el restaurante del chef local Joan Marc Garcías Amer. Situado en el barrio en el que se crió, este restaurante de ambiente informal, decoración contemporánea y una altísima calidad, se ha convertido en una insignia de la ciudad. En él, sus comensales podrán disfrutar de platos tradicionales de la gastronomía mallorquina con un toque muy personal y moderno. Todos basados en la simplicidad y el uso de productos locales, de temporada y de la mejor calidad. Nosotros pudimos disfrutar de un maravilloso arroz de bacalao hecho con grano bombeta sembrado en Sa Pobla, buñuelos de bacalao, ajo y perejil, coca mallorquina de xeixa con trampó, para terminar con un claofutí de cerezas espectacular.
Ca’n Guixe
El que antiguamente fuera el horno que vio nacer a las populares galletas Quely, vuelve a la vida como tasca mallorquina junto al chef Tomeu Torrens y convirtiéndose además en el primer hotel urbano de Inca. Situado en el corazón de la ciudad, es un lugar de encuentro muy popular en los días de tardeo. Desde el interior de su restaurante se puede acceder a sus 9 habitaciones completamente reformadas y un rooftop con unas inmejorables vistas a la plaza del Ayuntamiento.
Celler Ca’n Ripoll
El emblemático Celler Ca’n Ripoll de Inca es un excelente lugar para descubrir la historia y gastronomía de Mallorca. Los cellers era donde se solía elaborar y guardar el vino en grandes toneles de madera, que más tarde se fueron convirtiendo en pequeños restaurantes de cocina local, por ello suelen tener techos muy altos y se encuentran por debajo del nivel de la calle.
Can Ripoll, en concreto, es uno de los más representativos a día de hoy. Se encuentra un edificio de patrimonio nacional que empezó siendo una bodega de vino en el año 1768. Actualmente, sus visitantes pueden degustar de comida tradicional mallorquina junto a las enormes barricas de vino originales y bajo las vigas de madera del techo alto de la bodega. Durante nuestra visita pudimos probar su frit mallorquí, croquetas caseras, raoles de jonquillo, bacalao con sobrasada y miel, entrecot con tumbet y un clásico helado de almendras con gató para terminar.
Forn de Sant Francesc
Joan Seguí te abre las puertas de su casa en el Forn de Sant Francesc, literalmente. En la que fuera la antigua casa de sus bisabuelos, se elaboran numerosos dulces, cocas, hojaldres y panes hechos en su horno moruno, uno de los últimos que se utilizan en la isla. Pero, sin duda, el producto estrella de este horno es su ensaimada galardonada como la mejor del mundo en 2017. Elaborada de manera tradicional, sin aditivos, ni colorantes, ni conservantes, solo harina, huevos, aceite, agua, manteca y mucho amor. Las puedes encontrar de todos los sabores, algunos tradicionales como crema o cabello de ángel y otros más modernos como la de Nutella, Ferrero Rocher o Kinder Bueno.
Bodegas Son Bordils
Entre los siglos XVII y XIX, Inca y sus alrededores fueron grandes productores de vino pero la plaga de la filoxera de 1891 destruyó la industria. Fue entonces cuando sus residentes se enfocaron en la industria del calzado, la piel y el cuero, tan importante de este municipio. Aún así, las huellas de su tradición vinícola todavía siguen presentes, gracias a que la producción de vino en la zona está en aumento nuevamente y ya produce algunos vinos de primera calidad.
Un ejemplo de ello son las bodegas de Son Bordils que en 1991, cien años de la plaga, la finca reinició la actividad agrícola replantado un total de 25 hectáreas de diferentes variedades de vid, con los que hoy se producen los vinos de la marca Son Bordils.
Además, los actuales propietarios están llevando a cabo una importante reforma del conjunto de casas que forman la antigua possessió de Son Bordils, fundada en 1433, como parte de su proyecto de enoturismo en las casas con visitas a la bodega. Nosotros tuvimos la oportunidad de hacer una visita guiada por la finca y degustar algunos de sus vinos como el blanc de raïm Blanc, el Muscat y su Cavernet Sauvignon.
Restaurante Puig de Santa Magdalena
En lo alto del Puig de Santa Madgalena, junto a su ermita, se encuentra su restaurante, un punto de encuentro muy popular entre los locales. Se puede llegar a la cima en coche pero, si tienes tiempo y ganas, la excursión a pie merece mucho la pena y la subida no es difícil.
El restaurante de Santa Magdalena fue reformado totalmente hace unos años convirtiéndolo en un espacio moderno y de ambiente relajado. Tanto desde su gran salón presidido por una enorme chimenea, hasta su terraza, podrás disfrutar de una de las mejores vistas de la isla.
Su propietario Tià Llompart y su familia arrancaron este proyecto gastronómico en plena pandemia. En su carta, de cocina mediterránea y mallorquina, puedes encontrar pa amb oli, arroces, pescados y carnes. Todo elaborado con productos de primera calidad y servidos con un trato excepcional.